El lunes 23 de junio viajo a Rosario. Neblina, neblina, neblina.
En la confusa atmósfera la constante de un camión. En su parte trasera la leyenda: mi acompañante es Dios, si no vuelvo es que me fuí con él.- Me inquieta la perspectiva que se escribe delante de mis ojos. Intento leer una vez más la poesía de Jorge Debravo. Parte de su obra, Milagro abierto:
"Esta vida en silencio
en la sombra desnuda.
Cayendo, meditando,
de machacada y ebria se hace pura.
Flotas tú restregada
en el tronco y el nervio.
Blancos se abren tu voz,el viento,
el alma...
Porque esta vida es un milagro abierto..."
Hablaré sobre este poema, la leeré. Y otra más "No te ofrezco la paz..." que está ya volcada en la entrega anterior de este blog.
Me interesa el vaciamiento que este costarricense y poeta ejerce sobre el relato religioso. Quedándose con su cascarón, con su desnuda estructura para volcar su humanismo. No sólo retórico además de creciente compromiso político.
Arma su fe, no religiosa, pero sí asume la concepción que anida en su vocablo. La fe es en todos los casos: crear lo que no se ve.
Rememoro el teatro del absurdo de Ionesco ( Eugene). Su propio vaciamiento de los manuales para aprender inglés y su posterior utilización de este estilo de narrar para contar sus dramas.
Haré un breve pasaje de esta relación.
Con simpatía leo en un correo-invitación que mi amiga y coordinadora del ciclo: Alejandra Méndez ( junto con Leandro Llull. Me distraigo: un nombre y apellido sugerente para un futuro personaje literario) me hizo llegar. Debo hacerme cargo de una exposición titulada: Poesía latinoamericana actual". Devastador para un simple lector ocasional de poesía. Pero tengo la excusa legítima: la desmesura de Alejandra, la desmesura latinoamericana en su quehacer histórico. Acudo al salteño y poeta Santiago Sylvester:
"El mundo tiende a la desmesura: si se examina un hueso aparece un dinosaurio". Me da pie para unir las experiencias de vida, de lectura ( esta diferenciación tan curiosa de nuestro decir: literatura y vida. Esa " y " que complica cuando uno quiere fusionar). Y Santiago ( Sylvester ) colaborará sin saberlo para intentar una definición de poesía: "Ayer ha venido el cortador de pasto/ y ha hecho que todo se trastoque: el ceibo, las nubes, el par de urracas que creaba suspenso entre dos árboles". Ese suspenso, esa forma de decir poesía.
Quizás lo una a otra definición de poesía que pretendo que lo sea: Lito Nebbia hablando de Evita " pocas personas dejan una marca en el aire". Esa marca en el aire es decir: poesía.
Me gusta. No siento que fuerce la realidad, esa selva misteriosa que las herramientas interpretativas la amplían con la luz que generan. Las palabras poetizadas como conocimiento. Un iluminar para ampliar, para enriquecer.
En un pais como la Argentina tan de cuentos, que se inquieta cuando algo se prolonga como la novela. Jorge Debravo entendía que la poesía era como el viento que alguna veces se amarraba a las palabras y algunas veces se iba. Una suerte de musa. Un ablandador de manos, según un antiguo folclorista argentino.
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