" No sorprende entonces que Saer, creador de un territorio autónomo y una saga virtualmente infinita que parece avanzar y sin embargo se disuelve a medida que se narra". G.S.
Meses atrás me dí cita con el glaciar Perito Moreno. Un encuentro compartido con Silvia y demás turistas. En las innumerables explicaciones sobre el 'comportamiento' del glaciar se destaca el equilibrio que guarda su masa.
La cantidad de hielo que pierde se recupera lo que permite afirmar que este bloque gigante juega contradictoriamente con los movimientos de avance y desplazamiento.
Podríamos deducir que tiene una dinámica saeriana ¿ inversa ?. Literaturalizar la naturaleza construye pedagogía. Cual péndulo de Foucault el punto fijo esconde un relato y constituye la realidad-lupa. Es decir: una selva virgen más iluminada con el faro-conocimiento de la narrativa posible.
jueves, 31 de julio de 2008
lunes, 28 de julio de 2008
FRASES ( westerns). P.Bolsillito recuerda.
(Winchester 73): Mi padre me enseñó a cazar, pero a él no le enseñaron a protegerse de los que disparaban por la espalda. Tengo prisa para que todo esto acabe de una vez y yo pueda volver a ser una buena persona.
( Encubridora ): Ojalá pudieras irte y volver hace diez años.
(La leyenda de la ciudad sin nombre ): Soy un ex ciudadano de ninguna parte y a veces siento añoranza de mi hogar.
( Grupo salvaje ): Cuando ellos llegaron, el cielo se tiñó de sangre.
( Dos hombres y un destino ): ¿ cuánto nos persiguen ?. Todos. ¿ Todos ?
¿ Qué les pasa a esos tipos?.
( El hombre que mató a Liberty Valance ): Cuando los hechos se convierten en leyenda, imprime la leyenda.
( Encubridora ): Ojalá pudieras irte y volver hace diez años.
(La leyenda de la ciudad sin nombre ): Soy un ex ciudadano de ninguna parte y a veces siento añoranza de mi hogar.
( Grupo salvaje ): Cuando ellos llegaron, el cielo se tiñó de sangre.
( Dos hombres y un destino ): ¿ cuánto nos persiguen ?. Todos. ¿ Todos ?
¿ Qué les pasa a esos tipos?.
( El hombre que mató a Liberty Valance ): Cuando los hechos se convierten en leyenda, imprime la leyenda.
JOHN STEINBECK
" lo mejor es siempre lo más simple, lo malo es que para ser simple hace
falta pensar mucho".
falta pensar mucho".
martes, 22 de julio de 2008
BORGES y VÁZQUEZ,1998 ) LEALTAD
La más importante de las sagas históricas de Islandia, la Heimskringla, escrita hacia mediados del siglo XIX, por Snorri Sturluson, incluye una escena qe fascinaba a Jorge Luis Borges, quien lo reprodujo y analizó repetidas veces.
Transcribiré una de sus varias versiones:
(de leales, desleales y traidores. Balbi )
" He aquí la situación: Tostig, hermano del rey sajón de Inglaterra, Harold, hijo de Joswin, codiciaba el poder y se alió con Harald Hardrada, rey de Noruega.Con un ejército noruego desembarcabaron en la costa oriental y rodearon el castillo de Jorvik ( York ). Al sur de Jorviklos enfrentó el ejército sajón. El texto prosigue:
'Veinte jinetes se allegaron a las filas del invasor; los hombres, y también los caballos, estaban revestidos de hierro: uno de los jinetes gritó:
-¿Está aquí el conde Tostig?.
-No niego estar aquí -dijo el conde.
-Si verdaderamente eres Tostig -dijo el jinete-, vengo a decirte que tu hermano te ofrece su perdón y una tercera parte del reino.
-Sí acepto -dijo Tostig-, ¿ qué dará el rey a Harald Hardrada?
-No se ha olvidado de él -contestó el rey a Harald Hardrada?
-No se ha olvidado de él -contestó el jinete-, le dará seis pies de tierra inglesa y, ya que es tan alto, uno más.
-Entonces -dijo Tostig-, dile a tu rey que pelearemos hasta morir.
Los jinetes se fueron. Harald Hardrada preguntó, pensativo:
-¿Quién era ese caballero que habló tan bien?
El conde respondió:
-Harold, rey de Inglaterra".
Antes que declinara el sol de ese día, el ejército noruego fue derrotado. Harald Hardrada pereció en la batalla y también el conde.
Transcribiré una de sus varias versiones:
(de leales, desleales y traidores. Balbi )
" He aquí la situación: Tostig, hermano del rey sajón de Inglaterra, Harold, hijo de Joswin, codiciaba el poder y se alió con Harald Hardrada, rey de Noruega.Con un ejército noruego desembarcabaron en la costa oriental y rodearon el castillo de Jorvik ( York ). Al sur de Jorviklos enfrentó el ejército sajón. El texto prosigue:
'Veinte jinetes se allegaron a las filas del invasor; los hombres, y también los caballos, estaban revestidos de hierro: uno de los jinetes gritó:
-¿Está aquí el conde Tostig?.
-No niego estar aquí -dijo el conde.
-Si verdaderamente eres Tostig -dijo el jinete-, vengo a decirte que tu hermano te ofrece su perdón y una tercera parte del reino.
-Sí acepto -dijo Tostig-, ¿ qué dará el rey a Harald Hardrada?
-No se ha olvidado de él -contestó el rey a Harald Hardrada?
-No se ha olvidado de él -contestó el jinete-, le dará seis pies de tierra inglesa y, ya que es tan alto, uno más.
-Entonces -dijo Tostig-, dile a tu rey que pelearemos hasta morir.
Los jinetes se fueron. Harald Hardrada preguntó, pensativo:
-¿Quién era ese caballero que habló tan bien?
El conde respondió:
-Harold, rey de Inglaterra".
Antes que declinara el sol de ese día, el ejército noruego fue derrotado. Harald Hardrada pereció en la batalla y también el conde.
PEPE BOLSILLO. 2
Seguimos con Álvaro Mutis. Encuentra una frase inscripta entre escombros: No es aquí.
Mutis la adopta como consigna, como dispardor, como síntesis de su quehacer literario. Instala la aventura en su narración. La búsqueda de una meta más allá de considerarla utópica. Su personaje principal, El Gaviero, ya sabe que lo que busca no existe pero no lo detiene. De ese impulso se llena de contenido el estilo de Mutis. Una fina elaboración y una manera de leer diferente.
En la próxima entrega les transcribo algo que escribió Ricardo Piglia. Mi recepción la vincula a lo que vengo comentado.
Mutis la adopta como consigna, como dispardor, como síntesis de su quehacer literario. Instala la aventura en su narración. La búsqueda de una meta más allá de considerarla utópica. Su personaje principal, El Gaviero, ya sabe que lo que busca no existe pero no lo detiene. De ese impulso se llena de contenido el estilo de Mutis. Una fina elaboración y una manera de leer diferente.
En la próxima entrega les transcribo algo que escribió Ricardo Piglia. Mi recepción la vincula a lo que vengo comentado.
viernes, 18 de julio de 2008
EL RELOJ BIOLÓGICO / EL LUGAR DE PIGLIA
Incursionar por la libreria El Astillero ( S.Ortíz 25 18 CABA ) estimula la lectura. Suficiente crédito para un lugar de libros.
La poesía de Santiago Sylvester ( El reloj biológico ) y el libro El lugar de Piglia, crítica sin ficción; fueron las compras del día. Actos que me emocionan, títulos que promuevo. De sus lecturas estarán hechas las conversaciones futuras.
La poesía de Santiago Sylvester ( El reloj biológico ) y el libro El lugar de Piglia, crítica sin ficción; fueron las compras del día. Actos que me emocionan, títulos que promuevo. De sus lecturas estarán hechas las conversaciones futuras.
1. Pepe Bolsillo mientras toma el té.
Colombiano, escritor, enemistado con la ley ( a veces ), creador de revistas literarias en México. Primer lector de los borradores de Gabo ( Gabriel García Márquez ), padre de Macqroll El Gaviero, poeta. Así transcurre su vida, relatándola, el exquisito Álvaro Mutis. Apenas conocido en nuestro país. Se convirtió en un secreto de fondos literarios.
Y me refiero a él porque apareció una entrevista en la revista Ñ del sábado pasado (12 de julio de 2008 ). A él y a otros pero me interesa Álvaro, si me permite la intimidad. Me interesa su definición sobre la literatura como un espacio reñida con la función social. Descree del compromiso sartreano, aunque tanto el periodista como él no aclaran a cualquier Jean Paul se refiere: si al Sartre de las primeras épocas donde el compromiso pasa por el poder de la palabra. O al Sartre ulterior identificado con la concepción comunista del intelectual orgánico. Pero de estos deslices estamos facturados. Hoy lo denuncio yo, otro día me lo adjudican a mí.
Yo interpreto este absoluto volcarse al texto, a la creación del propio mundo ( ver en la web el contenido de la entrevista para comprender estas disquisiciones ) de la siguiente manera: imagino que uno descree de todas las convenciones humanas, que rechaza todas las ilusiones del hombre y uno procede a descolgarse del mundo o colgarse del mismo pero con una cuerda pendiente de la tierra. Desde ahí, desde ese margen brutal, desde esa existencia teñida de anarquía, trabajar el texto. Y ahí la negación de la función social de la literatura cobraría otra dimensión y no significaría realmente un daño a dicha concepción.
Álvaro Mutis mantiene una consigna para su vida: No es aquí.
( continuaré. P.B.)
Y me refiero a él porque apareció una entrevista en la revista Ñ del sábado pasado (12 de julio de 2008 ). A él y a otros pero me interesa Álvaro, si me permite la intimidad. Me interesa su definición sobre la literatura como un espacio reñida con la función social. Descree del compromiso sartreano, aunque tanto el periodista como él no aclaran a cualquier Jean Paul se refiere: si al Sartre de las primeras épocas donde el compromiso pasa por el poder de la palabra. O al Sartre ulterior identificado con la concepción comunista del intelectual orgánico. Pero de estos deslices estamos facturados. Hoy lo denuncio yo, otro día me lo adjudican a mí.
Yo interpreto este absoluto volcarse al texto, a la creación del propio mundo ( ver en la web el contenido de la entrevista para comprender estas disquisiciones ) de la siguiente manera: imagino que uno descree de todas las convenciones humanas, que rechaza todas las ilusiones del hombre y uno procede a descolgarse del mundo o colgarse del mismo pero con una cuerda pendiente de la tierra. Desde ahí, desde ese margen brutal, desde esa existencia teñida de anarquía, trabajar el texto. Y ahí la negación de la función social de la literatura cobraría otra dimensión y no significaría realmente un daño a dicha concepción.
Álvaro Mutis mantiene una consigna para su vida: No es aquí.
( continuaré. P.B.)
jueves, 17 de julio de 2008
LAS FANTASIAS POLÍTICAS TERMINAN CUANDO COMIENZA LA VERDAD PERONISTA
http://www.literatura.us/borges/tema.html: una lectura recomendada, luego de la decisión cletodiana.
Sobre la lealtad recuerdo un graffiti de la década del 70:
LAS FANTASIAS POLÍTICAS TERMINAN CUANDO EMPIEZA LA VERDAD PERONISTA.
Sobre la lealtad recuerdo un graffiti de la década del 70:
LAS FANTASIAS POLÍTICAS TERMINAN CUANDO EMPIEZA LA VERDAD PERONISTA.
viernes, 11 de julio de 2008
LA COMPOSICION. Cuarta parte: final.
Pasó una semana, se cayó de puro viejo un árbol de la plaza, el camión de la basura estuvo cinco días sin pasar y las moscas tropezaban en los ojos de la gente, se casó Gustavo Martínez de la casa de enfrente y repartieron así unos pedazos de torta a los vecinos, volvió el jeep y se llevaron preso al profesor Manuel Pedraza, el cura no quiso decir misa el domingo, en el muro de la escuela apareció escrita la palabra 'resistencia', Daniel volvió a jugar fútbol y metió un gol de chilena y otro de palomita, subieron de precio los helados y Matilde Schepp, cuando cumplió nueve años, le pidió a Pedro que le diera un beso en la boca.
-¡Estás loca! -le gritó Pedro.
Después que pasó esa semana, pasó todavía otra, y un día volvió al aula el militar cargado de papeles, una bolsa de caramelos y un calendario con la foto de un general.
-Mis queridos amiguitos -les dijo-. Sus composiciones han estado muy lindas y nos han alegrado mucho a los militares y en nombre de mis colegas y del general Perdomo debo felicitarlos muy sinceramente. La medalla de oro no recayó en este curso, sino en otro, en algún otro. Pero para premiar sus simpáticos trabajitos, les daré a cada uno un caramelo, la composición con una notita y este calendario con la foto del prócer.
Pedrose comió el caramelo camino a su casa y esanoche, mientras cenaban, le contó al papá:
-En la escuela nos mandaron a hacer una composición.
-Mmmm.¿Sobre qué? -preguntó el papá comiendo la sopa.
-'Lo que hace mi familia por las noches'.
El papá dejó caer la cuchara sobre el plato y saltó una gota de sopa sobre el mantel. Miró a la mamá.
-¿Y tú qué escribiste, hijo? -preguntó la mamá.
Pedro se levantó de la mesa y fue a buscar entre sus cuadernos.
-¿Quieren que se las lea?. El capitán me felicitó.
Y les mostró donde el capitán había escrito con tinta verde:
'¡Bravo!. ¡Te felicito!.
-El capitán...¿ qué capitán? -gritó el papá.
-El que nos mandó a hacer la composición.
Los papás se volvieron a mirar y Pedro empezó a leer:
Escuela Siria.Tercer grado
El papá lo interrumpió:
-Sí, está bien, pero lee directamente la composición,¿quieres?.
Y mientrs los padres escuchaban con mucha atención, Pedro leyó:
'Cuando mi papá vuelve del trabajo, yo voy a esperarlo al autobús. A veces, mi mamá está en la casa y cuando llega mi papá le dice quiubo chico, cómo te fue hoy. Bien le dice mi papá y a tí cómo te fue, aquí estamos le dice mi mamá. Entonces yo salgo a jugar fútbol y me gusta meter goles de cabecita. Después viene mi mamá y me dice ya. Pedrito venga a comer y luego nos sentamos a la mesa y yo siempre me como todo menos la sopa que no me gusta. Después todas las noches mi papá y mi mamá se sientan en el sillón y juegan ajedrez y yo termino la tarea. Y ellos siguen jugando ajedrez hasta que es la hora de irse a dormir. Y después, después no puedo contar porque me quedo dormido.
Fernando Pedro Malbrán.
Nota, si me dan un premio por la composición ojalá sea una pelota de fútbol, pero no de plástico.
Pedro levantó la mirada y se dio cuenta de que sus padres estaban sonriendo.
- Bueno -dijo el papá-, habrá que comprar un ajedrez, por si las moscas.-------------------------------------------------------------------
-¡Estás loca! -le gritó Pedro.
Después que pasó esa semana, pasó todavía otra, y un día volvió al aula el militar cargado de papeles, una bolsa de caramelos y un calendario con la foto de un general.
-Mis queridos amiguitos -les dijo-. Sus composiciones han estado muy lindas y nos han alegrado mucho a los militares y en nombre de mis colegas y del general Perdomo debo felicitarlos muy sinceramente. La medalla de oro no recayó en este curso, sino en otro, en algún otro. Pero para premiar sus simpáticos trabajitos, les daré a cada uno un caramelo, la composición con una notita y este calendario con la foto del prócer.
Pedrose comió el caramelo camino a su casa y esanoche, mientras cenaban, le contó al papá:
-En la escuela nos mandaron a hacer una composición.
-Mmmm.¿Sobre qué? -preguntó el papá comiendo la sopa.
-'Lo que hace mi familia por las noches'.
El papá dejó caer la cuchara sobre el plato y saltó una gota de sopa sobre el mantel. Miró a la mamá.
-¿Y tú qué escribiste, hijo? -preguntó la mamá.
Pedro se levantó de la mesa y fue a buscar entre sus cuadernos.
-¿Quieren que se las lea?. El capitán me felicitó.
Y les mostró donde el capitán había escrito con tinta verde:
'¡Bravo!. ¡Te felicito!.
-El capitán...¿ qué capitán? -gritó el papá.
-El que nos mandó a hacer la composición.
Los papás se volvieron a mirar y Pedro empezó a leer:
Escuela Siria.Tercer grado
El papá lo interrumpió:
-Sí, está bien, pero lee directamente la composición,¿quieres?.
Y mientrs los padres escuchaban con mucha atención, Pedro leyó:
'Cuando mi papá vuelve del trabajo, yo voy a esperarlo al autobús. A veces, mi mamá está en la casa y cuando llega mi papá le dice quiubo chico, cómo te fue hoy. Bien le dice mi papá y a tí cómo te fue, aquí estamos le dice mi mamá. Entonces yo salgo a jugar fútbol y me gusta meter goles de cabecita. Después viene mi mamá y me dice ya. Pedrito venga a comer y luego nos sentamos a la mesa y yo siempre me como todo menos la sopa que no me gusta. Después todas las noches mi papá y mi mamá se sientan en el sillón y juegan ajedrez y yo termino la tarea. Y ellos siguen jugando ajedrez hasta que es la hora de irse a dormir. Y después, después no puedo contar porque me quedo dormido.
Fernando Pedro Malbrán.
Nota, si me dan un premio por la composición ojalá sea una pelota de fútbol, pero no de plástico.
Pedro levantó la mirada y se dio cuenta de que sus padres estaban sonriendo.
- Bueno -dijo el papá-, habrá que comprar un ajedrez, por si las moscas.-------------------------------------------------------------------
LA COMPOSICIÓN. Tercera parte
Esa noche se sentasron los tres a cenar, y aunque ndie le ordenó que se callara, Pedro no abrió la boca. Sus papás comían sin hablar. De pronto, la madre comenzó a llorar, sin ruido.
-¿Por qué está llorando mi mamá?
El papá se fijó primero en Pedro y luego en ella y no contestó. La mamá dijo:
-No estoy llorando.
-¿Alguien te hizo algo? - preguntó Pedro.
-No -dijo ella.
Terminaron de cenar en silencio y Pedro fue a ponerse su pijama. Cuando volvió a la sala, sus papás estaban abrazados en el sillón con el oído muy cerca de la radio, que emitía sonidos extraños, más confusos ahora por el poco volumen. Casi adivinando que su papá se llevaría un dedo a la boca para que se callara, Pedro preguntó rápido:
-Papá, ¿ tú estás contra la dictadura?
El hombre miró a su hijo, luego a su mujer, y en seguida ambos lo miramos a él. Después bajó y subió lentamente la cabeza, asintiendo.
-¿También te van a llevar preso?
-¿Cómo lo sabes?
-Tú me traes buena suerte, chico -sonrió.
Pedro se apoyó en el marco de la puerta, feliz de que no lo mandaran a acostarse como otras veces. Prestó atención a la radio tratando de entender. Cuando la radio dijo: 'la dictadura militar', Pedro sintió que todas las cosas que andaban sueltas en su cabeza se juntaban como un rompecabezas.
-Papá -preguntó entonces-, ¿yo también estoy contra la dictadura?
El padre miró a su mujer como si la respuesta a esa pregunta estuviera escrita en los ojos de ella. La mamá se rascó la mejilla con una cara divertida, y dijo:
-No se puede decir.
-¿Por qué no
-Los niños no están en contra de nada. Los niños son simplemente niños. Los niños de tu edad tienen que ir a la escuela mucho, jugar y ser cariñosos con sus padres.
Cada vez que a Pedro le decían estas frases largas, se quedaba en silencio. Pero esta vez, con los ojos fijos en la radio, respondió:
-Bueno, pero si el papá de Daniel está preso, Daniel no va a poder ir más a la escuela.
-Acuéstate, chico -dijo el papá.
Al día siguiente, Pedro se comió dos panes con mermelada, se lavó la cara y se fue corre que te vuela a la escuela para que no le anotaran un nuevo atraso. En el camino, descubrió una cometa azul enredada en las ramas de árbol, pero por más que saltó y saltó no hubo caso.
Todavía no terminaba de sonar ding-dong la campana, cuando la maestra entró, muy tiesa, acompañada por un señor con uniforme militar, una medalla en el pecho, bigotes grises y unos anteojos más negros que mugre en la rodilla.
La maestra dijo:
-De pie, niños, y bien derechitos.
Los niños se levantaron. el militar sonreía con sus bigotes de cepillo de dientes bajo los lentes negros.
-Buenos días, amiguitos -dijo-. Yo soy el capitán Romo y vengo de parte del Gobierno, es decir, del general Perdomo, para invitar a todos los niños de todos los grados de esta escuela a escribir una composición. El que escriba la más linda de todas recibirá, de la propia mano del general Perdomo, una medalla de oro y una cinta como ésta con los colores de la bandera. Y por supuesto, será el abanderado en el desfile de la Semana de la Patria.
Puso las manos tras la espalda, se abrió de piernas con un salto y enderezó el cuello levantando un poco la barbilla.
-¡Atención! ¡Sentarse!
Los muchachos obedecieron.
-Bien- dijo el militar -. Saquen sus cuadernos...
¡Listos los cuadernos ? ¡Bien! Saquen lápiz...¿Listos los lápices?
¡Anotar! Título de la composición: ' Lo que hace mi familia por las noches'...¿Comprendido? Es decir, lo que hacen ustedes y sus padres desde que llegan de la escuela y del trabajo. Los amigos que vienen. Lo que conversan. Lo que comentan cuando ven la televisión. Cualquier cosa que a ustedes se les ocurra libremente con toda libertad. ¿ Ya ? Uno, dos, tres: ¡ comenzamos!
-¿Se puede borrar, señor? - preguntó un niño.
- Sí -dijo el capitán.
-¿Se puede hacer con bolígrafo?
-Sí, joven. ¡ Cómo no!
-¿Se puede hacer en hojas cuadriculadas, señor?
-Perfectamente.
-¿Cuánto hay que escribir, señor?
-Dos o tres páginas.
-¿Dos o tres páginas? -protestaron los niños.
-Bueno -corrigió el militar-, que sean una o dos. ¡A trabajar!
Los niños se metieron el lápiz entre los dientes y comenzaron a mirar el techo a ver si por un agujero caía volando sobre ellos el pajarito de la inspiración.
Pedro estuvo mordiendo el lápiz, pero no le sacó ni una palabra. Se rascó elagujero de la nariz y pegó debajo del escritorio un moquito que le salió por casualidad. Juan, en el pupitre de al lado, estaba comiéndose las uñas, una por una.
-¿Te las comes? -preguntó Pedro.
-¿Qué? - dijo Juan.
-Las uñas.
-No. Me las corto con los dientes y después las escupo. ¡Así !
¿Ves?
El capitán se acercó por el pasillo y Pedro pudo ver cerca la dura hebilla dorada de su cinturón.
-¿Y ustedes, no trabajan?
-Sí, señor -dijo Juan, y a toda velocidad arrugó las cejas, sacó la lengua entre los dientes y puso una gran 'A' para comenzar la composición. Cuando elcapitán se fue hacia el pizarrón y se puso a hablar con la maestra, Pedro le espió la hoja a Juan y preguntó:
-¿Qué vas a poner?
-Cualquier cosas. ¿ Ytú?
-No sé -dijo Pedro.
-¿Qué hicieron tus papás ayer?
-preguntó Juan.
-Lo mismo de siempre. Llegaron comienro, oyeron radio y se acostaron.
-Igualito mi mamá.
-Mi mamá se puso a llorar de repente -dijo Pedro.
-Las mujeres se la pasan llorando.
-Yo trato de no llorar nunca.Hace como un año que no lloro.
-Y si te pego en el ojo y te lo pongo morado, ¿no lloras?
-¿Y por qué me vas a hacer eso si soy tu amigo?
-Bueno, es verdad.
Los dos se metieron los lápices en la boca y miraron el bombillo apagado y las sombras en las paredes y sintieron la cabeza hueca como una alcancía. Pedro se acercó a Juan y le susurró en la oreja:
-¿Tú estás contra la dictadura?
Juan vigiló la posición del capitán y se inclinó hacia Pedro:
-Claro, pendejo.
Pedro se apartó un poco y le guiñó un ojo, sonriendo. Luego, haciendo como que escribía, volvió a hablarle:
-Pero tú eres un niño...
-¿Y eso qué importa?
-Mi mamá me dijo que los niños...comenzó a decir Pedro.
-Siempre dicen eso...A mi papá se lo llevaron preso al norte.
-Igual que al de Daniel.
-Ajá. Igualito.
Pedro miró la hoja en blanco y leyó lo que había escrito: 'Lo que hace mi familia por las noches'. Pedro Malbrán Escuela Siria. Tercer Grado A.
-Juan, si me gano la medalla, la vendo para comprarme una pelota de fútbol tamaño cinco de cuero blanco con parches negros.
Pedro mojó la punta del lápiz con un poco de saliva, suspiró hondo y arrancó: Cuando mi papá vuelve del trabajo...
-¿Por qué está llorando mi mamá?
El papá se fijó primero en Pedro y luego en ella y no contestó. La mamá dijo:
-No estoy llorando.
-¿Alguien te hizo algo? - preguntó Pedro.
-No -dijo ella.
Terminaron de cenar en silencio y Pedro fue a ponerse su pijama. Cuando volvió a la sala, sus papás estaban abrazados en el sillón con el oído muy cerca de la radio, que emitía sonidos extraños, más confusos ahora por el poco volumen. Casi adivinando que su papá se llevaría un dedo a la boca para que se callara, Pedro preguntó rápido:
-Papá, ¿ tú estás contra la dictadura?
El hombre miró a su hijo, luego a su mujer, y en seguida ambos lo miramos a él. Después bajó y subió lentamente la cabeza, asintiendo.
-¿También te van a llevar preso?
-¿Cómo lo sabes?
-Tú me traes buena suerte, chico -sonrió.
Pedro se apoyó en el marco de la puerta, feliz de que no lo mandaran a acostarse como otras veces. Prestó atención a la radio tratando de entender. Cuando la radio dijo: 'la dictadura militar', Pedro sintió que todas las cosas que andaban sueltas en su cabeza se juntaban como un rompecabezas.
-Papá -preguntó entonces-, ¿yo también estoy contra la dictadura?
El padre miró a su mujer como si la respuesta a esa pregunta estuviera escrita en los ojos de ella. La mamá se rascó la mejilla con una cara divertida, y dijo:
-No se puede decir.
-¿Por qué no
-Los niños no están en contra de nada. Los niños son simplemente niños. Los niños de tu edad tienen que ir a la escuela mucho, jugar y ser cariñosos con sus padres.
Cada vez que a Pedro le decían estas frases largas, se quedaba en silencio. Pero esta vez, con los ojos fijos en la radio, respondió:
-Bueno, pero si el papá de Daniel está preso, Daniel no va a poder ir más a la escuela.
-Acuéstate, chico -dijo el papá.
Al día siguiente, Pedro se comió dos panes con mermelada, se lavó la cara y se fue corre que te vuela a la escuela para que no le anotaran un nuevo atraso. En el camino, descubrió una cometa azul enredada en las ramas de árbol, pero por más que saltó y saltó no hubo caso.
Todavía no terminaba de sonar ding-dong la campana, cuando la maestra entró, muy tiesa, acompañada por un señor con uniforme militar, una medalla en el pecho, bigotes grises y unos anteojos más negros que mugre en la rodilla.
La maestra dijo:
-De pie, niños, y bien derechitos.
Los niños se levantaron. el militar sonreía con sus bigotes de cepillo de dientes bajo los lentes negros.
-Buenos días, amiguitos -dijo-. Yo soy el capitán Romo y vengo de parte del Gobierno, es decir, del general Perdomo, para invitar a todos los niños de todos los grados de esta escuela a escribir una composición. El que escriba la más linda de todas recibirá, de la propia mano del general Perdomo, una medalla de oro y una cinta como ésta con los colores de la bandera. Y por supuesto, será el abanderado en el desfile de la Semana de la Patria.
Puso las manos tras la espalda, se abrió de piernas con un salto y enderezó el cuello levantando un poco la barbilla.
-¡Atención! ¡Sentarse!
Los muchachos obedecieron.
-Bien- dijo el militar -. Saquen sus cuadernos...
¡Listos los cuadernos ? ¡Bien! Saquen lápiz...¿Listos los lápices?
¡Anotar! Título de la composición: ' Lo que hace mi familia por las noches'...¿Comprendido? Es decir, lo que hacen ustedes y sus padres desde que llegan de la escuela y del trabajo. Los amigos que vienen. Lo que conversan. Lo que comentan cuando ven la televisión. Cualquier cosa que a ustedes se les ocurra libremente con toda libertad. ¿ Ya ? Uno, dos, tres: ¡ comenzamos!
-¿Se puede borrar, señor? - preguntó un niño.
- Sí -dijo el capitán.
-¿Se puede hacer con bolígrafo?
-Sí, joven. ¡ Cómo no!
-¿Se puede hacer en hojas cuadriculadas, señor?
-Perfectamente.
-¿Cuánto hay que escribir, señor?
-Dos o tres páginas.
-¿Dos o tres páginas? -protestaron los niños.
-Bueno -corrigió el militar-, que sean una o dos. ¡A trabajar!
Los niños se metieron el lápiz entre los dientes y comenzaron a mirar el techo a ver si por un agujero caía volando sobre ellos el pajarito de la inspiración.
Pedro estuvo mordiendo el lápiz, pero no le sacó ni una palabra. Se rascó elagujero de la nariz y pegó debajo del escritorio un moquito que le salió por casualidad. Juan, en el pupitre de al lado, estaba comiéndose las uñas, una por una.
-¿Te las comes? -preguntó Pedro.
-¿Qué? - dijo Juan.
-Las uñas.
-No. Me las corto con los dientes y después las escupo. ¡Así !
¿Ves?
El capitán se acercó por el pasillo y Pedro pudo ver cerca la dura hebilla dorada de su cinturón.
-¿Y ustedes, no trabajan?
-Sí, señor -dijo Juan, y a toda velocidad arrugó las cejas, sacó la lengua entre los dientes y puso una gran 'A' para comenzar la composición. Cuando elcapitán se fue hacia el pizarrón y se puso a hablar con la maestra, Pedro le espió la hoja a Juan y preguntó:
-¿Qué vas a poner?
-Cualquier cosas. ¿ Ytú?
-No sé -dijo Pedro.
-¿Qué hicieron tus papás ayer?
-preguntó Juan.
-Lo mismo de siempre. Llegaron comienro, oyeron radio y se acostaron.
-Igualito mi mamá.
-Mi mamá se puso a llorar de repente -dijo Pedro.
-Las mujeres se la pasan llorando.
-Yo trato de no llorar nunca.Hace como un año que no lloro.
-Y si te pego en el ojo y te lo pongo morado, ¿no lloras?
-¿Y por qué me vas a hacer eso si soy tu amigo?
-Bueno, es verdad.
Los dos se metieron los lápices en la boca y miraron el bombillo apagado y las sombras en las paredes y sintieron la cabeza hueca como una alcancía. Pedro se acercó a Juan y le susurró en la oreja:
-¿Tú estás contra la dictadura?
Juan vigiló la posición del capitán y se inclinó hacia Pedro:
-Claro, pendejo.
Pedro se apartó un poco y le guiñó un ojo, sonriendo. Luego, haciendo como que escribía, volvió a hablarle:
-Pero tú eres un niño...
-¿Y eso qué importa?
-Mi mamá me dijo que los niños...comenzó a decir Pedro.
-Siempre dicen eso...A mi papá se lo llevaron preso al norte.
-Igual que al de Daniel.
-Ajá. Igualito.
Pedro miró la hoja en blanco y leyó lo que había escrito: 'Lo que hace mi familia por las noches'. Pedro Malbrán Escuela Siria. Tercer Grado A.
-Juan, si me gano la medalla, la vendo para comprarme una pelota de fútbol tamaño cinco de cuero blanco con parches negros.
Pedro mojó la punta del lápiz con un poco de saliva, suspiró hondo y arrancó: Cuando mi papá vuelve del trabajo...
jueves, 10 de julio de 2008
LA COMPOSICIÓN. Segunda parte.
Un día, Pedro inició un veloz avance: por el flanco izquierdo donde habría estado el banderín del córner si ésa fuera una cancha de verdad y no la calle entierrada del barrio. Llegó frente a Daniel, que estaba de arquero, simuló con la cintura que avanzaba, pisó el balón hasta dormirlo en sus pies, lo levantó sobre el cuerpo de Daniel, que se había lanzado antes, y suavemente lo hizo rodar entre las dos piedras que marcaban el arco.
-¡Gol!- gritó Pedro y corrió hacia el centro de la cancha esperando el abrazo de sus compañeros. Pero esta vez nadie se movió. Estaban todos clavados mirando hacia el almacén.
Algunas de las ventanas se abrieron. Se asomó gente con los ojos pendientes de la esquina. Otras puertas, sin embargo, se cerraron de golpe. Entonces Pedro vio que al padre de Daniel se lo llevaban dos hombres, arrastrándolo, mientras un piquete de soldados lo apuntaba con metralletas. Cuando Danielquiso acercársele, uno de los hombres lo contuvo poniéndole la mano en el pecho.
-Tranquilo- le dijo.
Don Daniel miró a su hijo.
-Cuídame bien el negocio.
Cuando los hombres lo empujaban hacia el jeep, quiso llevarse una mano al bolsillo, y de inmediato un soldado levantó su metralleta.
-¡Cuidado!
Don Daniel dijo:
-Quería entregarle las llaves al niño.
Uno de los hombres le agarró el brazo.
-Yo lo hago.
Palpó los pantalones del detenido y allí donde se produjo un ruido metálico, introdujo la mano y sacó las llaves. Daniel las recogió en el aire. El jeep partió y las madres se precipitaron a la calle, agarraron a sus hijos del cuello y los metieron en sus casas. Pedro se quedó cerca de Daniel en medio de la polvareda que levantó el jeep al partir.
-¿Por qué se lo llevaron?
Daniel hundió las manos en los bolsillos y apretó las llaves.
-Mi papá está contra la dictadura.
Pedro ya había escuchado eso de ' contra la dictadura '. Lo decía la radio por las noches, muchas veces. Pero no sabía muy bien qué quería decir.
-¡Qué significa eso?
Daniel miró la calle vacía y le dijo como en secreto.
-Que quieren que el país sea libre. Que se vayan los militares del gobierno.
-¿Y por eso se los llevan presos? -preguntó Pedro.
-Yo creo.
-¿Qué vas a hacer?
-No sé.
Un vecino se acercó a Daniel y le pasó la mano por el pelo.
-Te ayudo a cerrar -le dijo.
Pedro se alejó pateando la pelota y como no había nadie en la calle con quien jugar, corrió hasta la otra esquina a esperar el autobús que traería a su padre de regreso del trabajo.
Cuando llegó, Pedro lo abrazó y el papá se inclinó para darle un beso.
-¿No ha vuelo aún tu mamá?
-No- dijo Pedro.
-¿Jugaste mucho?
-Un poco.
Sintió la mano de su papá que le tomaba la cabeza y la estrechaba con una caricia sobre la camisa.
-Vinieron unos soldados y se llevaron preso al papá de Daniel.
-Ya lo sé -dijo el padre.
-¿Cómo lo sabes?
-Me avisaron por teléfono.
-Daniel se quedó de dueño del almacén. A lo mejor ahora me regala caramelos -dijo Pedro.
-No creo.
-Se lo llevaron en un jeep como esos que salen en las películas.
El padre no dijo nada. Respiró hondo y se quedó mirando con tristeza la calle. A pesar de que era de día, sólo la atravesaban los hombres que volvían lentos de sus trabajos.
-¿Tú crees que saldrá en la televisión? -preguntó Pedro.
-¿Qué? - preguntó el padre.
-Don Daniel.
-No.
-¡Gol!- gritó Pedro y corrió hacia el centro de la cancha esperando el abrazo de sus compañeros. Pero esta vez nadie se movió. Estaban todos clavados mirando hacia el almacén.
Algunas de las ventanas se abrieron. Se asomó gente con los ojos pendientes de la esquina. Otras puertas, sin embargo, se cerraron de golpe. Entonces Pedro vio que al padre de Daniel se lo llevaban dos hombres, arrastrándolo, mientras un piquete de soldados lo apuntaba con metralletas. Cuando Danielquiso acercársele, uno de los hombres lo contuvo poniéndole la mano en el pecho.
-Tranquilo- le dijo.
Don Daniel miró a su hijo.
-Cuídame bien el negocio.
Cuando los hombres lo empujaban hacia el jeep, quiso llevarse una mano al bolsillo, y de inmediato un soldado levantó su metralleta.
-¡Cuidado!
Don Daniel dijo:
-Quería entregarle las llaves al niño.
Uno de los hombres le agarró el brazo.
-Yo lo hago.
Palpó los pantalones del detenido y allí donde se produjo un ruido metálico, introdujo la mano y sacó las llaves. Daniel las recogió en el aire. El jeep partió y las madres se precipitaron a la calle, agarraron a sus hijos del cuello y los metieron en sus casas. Pedro se quedó cerca de Daniel en medio de la polvareda que levantó el jeep al partir.
-¿Por qué se lo llevaron?
Daniel hundió las manos en los bolsillos y apretó las llaves.
-Mi papá está contra la dictadura.
Pedro ya había escuchado eso de ' contra la dictadura '. Lo decía la radio por las noches, muchas veces. Pero no sabía muy bien qué quería decir.
-¡Qué significa eso?
Daniel miró la calle vacía y le dijo como en secreto.
-Que quieren que el país sea libre. Que se vayan los militares del gobierno.
-¿Y por eso se los llevan presos? -preguntó Pedro.
-Yo creo.
-¿Qué vas a hacer?
-No sé.
Un vecino se acercó a Daniel y le pasó la mano por el pelo.
-Te ayudo a cerrar -le dijo.
Pedro se alejó pateando la pelota y como no había nadie en la calle con quien jugar, corrió hasta la otra esquina a esperar el autobús que traería a su padre de regreso del trabajo.
Cuando llegó, Pedro lo abrazó y el papá se inclinó para darle un beso.
-¿No ha vuelo aún tu mamá?
-No- dijo Pedro.
-¿Jugaste mucho?
-Un poco.
Sintió la mano de su papá que le tomaba la cabeza y la estrechaba con una caricia sobre la camisa.
-Vinieron unos soldados y se llevaron preso al papá de Daniel.
-Ya lo sé -dijo el padre.
-¿Cómo lo sabes?
-Me avisaron por teléfono.
-Daniel se quedó de dueño del almacén. A lo mejor ahora me regala caramelos -dijo Pedro.
-No creo.
-Se lo llevaron en un jeep como esos que salen en las películas.
El padre no dijo nada. Respiró hondo y se quedó mirando con tristeza la calle. A pesar de que era de día, sólo la atravesaban los hombres que volvían lentos de sus trabajos.
-¿Tú crees que saldrá en la televisión? -preguntó Pedro.
-¿Qué? - preguntó el padre.
-Don Daniel.
-No.
lunes, 7 de julio de 2008
LA COMPOSICIÓN. Primera parte.
LA COMPOSICIÓN.
antonio skármeta.
editorial sudamericana.
---------------------------------
Primera parte:
El día de su cumpleaños a Pedro le regalaron una pelota. Pedro protestó porque quería una de cuero blanco con parches negros como las que pateaban los futbolistas profesionales. En cambio, ésta de plástico le parecía demasiado ligera.
-Uno quiere meter un gol de cabecita y la pelota sale volando.
Parece pájaro por lo liviana.
-Mejor -le dijo el papá-, así no te aturdes la cabeza.
Y le hizo un gesto con los dedos para que callara porque quería oír la radio. En el último mes, desde que las calles se llenaron de militares, Pedro había notado que todas las noches el papá se sentaba en su sillón preferido, levantaba la antena del aparato verde y oía con atención noticias que llegaban desde muy lejos. A veces venían amigos que se tendían en el suelo, fumaban como chimeneas y ponían las orejas cerca del receptor.
Pedro le preguntó a su mamá:
-¿ Por qué siempre oyen esa radio llena de ruidos ?
- Porque es interesante lo que dice.
- ¿ Qué dice ?.
- Cosas sobre nosotros, sobre nuestro país.
- ¿ Qué cosas ?.
- Cosas que pasan.
- ¿ Y por qué se oye tan mal ?.
- La voz viene de muy lejos.
Y Pedro se asomaba soñoliento a la ventana tratando de adivinar por cuál de los cerros lejanos se filtraría la voz de la radio.
En octubre, Pedro fue la estrella de los partidos de fútbol del barrio, jugaba en una calle de grandes árboles y correr bajo su sombra era casi tan delicioso como nadar en el río en verano. Pedro sentía que las hojas susurrantes eran un estadio techado que lo ovacionaba cuando recibía un pase preciso de Daniel, el hijo del almacenero, se filtraba como Pelé entre los grandotes de la defensa y chuteaba directo al arco para meter el gol.
-¡ Gol ! -gritaba Pedro y corría a abrazar a todos los de su equipo, que lo levantaban por los aires porque, a pesar de que Pedro ya tenía nueva años, era pequeño y liviano.
Por eso todos lo llamaban ' chico '.
- ¿ Por qué eres tan chiquito ? - le decían a veces para fastidiarlo.
- Porque mi papá es chiquito y mi mamá es chiquita.
- Y seguramente también tu abuelo y tu abuela porque eres requetechiquito.
- Soy bajo, pero inteligente y rápido; en cambio tú, lo único que tienes rápido es la lengua.
antonio skármeta.
editorial sudamericana.
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Primera parte:
El día de su cumpleaños a Pedro le regalaron una pelota. Pedro protestó porque quería una de cuero blanco con parches negros como las que pateaban los futbolistas profesionales. En cambio, ésta de plástico le parecía demasiado ligera.
-Uno quiere meter un gol de cabecita y la pelota sale volando.
Parece pájaro por lo liviana.
-Mejor -le dijo el papá-, así no te aturdes la cabeza.
Y le hizo un gesto con los dedos para que callara porque quería oír la radio. En el último mes, desde que las calles se llenaron de militares, Pedro había notado que todas las noches el papá se sentaba en su sillón preferido, levantaba la antena del aparato verde y oía con atención noticias que llegaban desde muy lejos. A veces venían amigos que se tendían en el suelo, fumaban como chimeneas y ponían las orejas cerca del receptor.
Pedro le preguntó a su mamá:
-¿ Por qué siempre oyen esa radio llena de ruidos ?
- Porque es interesante lo que dice.
- ¿ Qué dice ?.
- Cosas sobre nosotros, sobre nuestro país.
- ¿ Qué cosas ?.
- Cosas que pasan.
- ¿ Y por qué se oye tan mal ?.
- La voz viene de muy lejos.
Y Pedro se asomaba soñoliento a la ventana tratando de adivinar por cuál de los cerros lejanos se filtraría la voz de la radio.
En octubre, Pedro fue la estrella de los partidos de fútbol del barrio, jugaba en una calle de grandes árboles y correr bajo su sombra era casi tan delicioso como nadar en el río en verano. Pedro sentía que las hojas susurrantes eran un estadio techado que lo ovacionaba cuando recibía un pase preciso de Daniel, el hijo del almacenero, se filtraba como Pelé entre los grandotes de la defensa y chuteaba directo al arco para meter el gol.
-¡ Gol ! -gritaba Pedro y corría a abrazar a todos los de su equipo, que lo levantaban por los aires porque, a pesar de que Pedro ya tenía nueva años, era pequeño y liviano.
Por eso todos lo llamaban ' chico '.
- ¿ Por qué eres tan chiquito ? - le decían a veces para fastidiarlo.
- Porque mi papá es chiquito y mi mamá es chiquita.
- Y seguramente también tu abuelo y tu abuela porque eres requetechiquito.
- Soy bajo, pero inteligente y rápido; en cambio tú, lo único que tienes rápido es la lengua.
miércoles, 2 de julio de 2008
PABLO POR ANTONIO
" NERUDA por SKÁRMETA ", antonio skármeta, planeta:
La oportunidad de ganar un espacio amable, literario, vital y allende Los Andes. Casas, mares, sombras y luces nerudianas.
" por eso eres transparente para que vean el mañana"
" hasta que todo lo que pudo ser se convirtió en silencio"
" que el amor extinguido no es la muerte,
sino una forma amarga de nacer"
selecciono poemas de Pablo que sostienen mi lectura.
La transparencia volcada en futuro; el epitafio perfecto; la respuesta al desamor de Saúl Bellow.
Las anécdotas, la irrupción silenciosa de Rulfo, los dos carteros de Neruda, Isla Negra, la Chascona y la Sebastiana.
La lucha política. El gesto coleccionista y su derrame apropiador.
Leerlo para agrandar la vida.
La oportunidad de ganar un espacio amable, literario, vital y allende Los Andes. Casas, mares, sombras y luces nerudianas.
" por eso eres transparente para que vean el mañana"
" hasta que todo lo que pudo ser se convirtió en silencio"
" que el amor extinguido no es la muerte,
sino una forma amarga de nacer"
selecciono poemas de Pablo que sostienen mi lectura.
La transparencia volcada en futuro; el epitafio perfecto; la respuesta al desamor de Saúl Bellow.
Las anécdotas, la irrupción silenciosa de Rulfo, los dos carteros de Neruda, Isla Negra, la Chascona y la Sebastiana.
La lucha política. El gesto coleccionista y su derrame apropiador.
Leerlo para agrandar la vida.
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